El clamor de la lechería de cara a 2023 desde una carta abierta de la FUNPEL

Es tiempo de balance y de proyecciones para la cadena láctea, que cierra un 2022 plagado de incertidumbre y resultados que preocupan. Lo manifiesta una carta abierta enviada desde la Funpel

Institucionales29/12/2022Panorama LecheroPanorama Lechero

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La cadena láctea, representada en la Fundación del Proyecto Estratégico Lechero, emitió una carta abierta dirigida “a la sociedad argentina”, destacando el inapreciable aporte que diariamente realiza esta actividad en el país, desde el trabajo en el tambo hasta el producto lácteo que se sirve en la mesa de todos los argentinos. Una cadena de valor que hoy peligra seriamente, en uno de los escenarios más adversos que le ha tocado transitar, con una sequía que acumula tres campañas, costos de producción que superan al cheque mensual de la leche y una ausencia total de políticas que la sostengan en esta situación. El sector tiene la sensación de haber sido abandonado por la gestión pública en un momento decisivo.
La “carta abierta”, firmada por una decena de entidades representativas de la lechería, comienza con el diagnóstico más elocuente: “La Cadena Láctea Argentina atraviesa una situación crítica, agravada en los últimos meses y con resultados negativos que generan preocupación”. En efecto, ayer se conoció el dato, según el Observatorio de la Cadena Láctea, los eslabones productivos perdieron en noviembre más de 6.600 millones de pesos, agravando el déficit que ya arrastraba la generación de valor de este sector.

“Aun así, los 365 días del año, 10.076 productores lecheros de las 14 cuencas del interior del país, con 670 industrias y cientos de miles de trabajadores del campo, la industria y el transporte, contribuyen con su esfuerzo para que la leche y los productos lácteos de calidad lleguen a la mesa de cada uno de los argentinos y argentinas”, describe la misiva. “Lo hacemos porque amamos nuestra actividad y porque entendemos la responsabilidad que conlleva. Por eso trabajamos con compromiso, tanto social como ambiental, pudiendo dar cuenta de ello a cada uno de los habitantes de Argentina y del mundo que disfrutan los más de 11.000 millones de litros de leche que producimos anualmente y que son transformados en productos de calidad”, agrega la Funpel.

En este punto, cabe aclarar respecto de la producción anual de leche, que el año cierra prácticamente “neutro”, sin crecimiento y mirando el vaso medio lleno, al menos no se advierte aún la estrepitosa caída que seguramente se reportará en 2023. Esto es porque muchos tambos todavía poseen reservas de años anteriores, pero si el maíz de segunda también fracasa en este ciclo, entonces los silos y forrajes habrán de terminarse en plena entrada al otoño, cuando la vaca comience a demandar más alimento, lo cual sería catastrófico. Por eso en la carta se menciona como un problema central, el clima: “Hoy, la actual situación de sequía generalizada, que afecta a la totalidad de las cuencas lecheras del país, nos está golpeando fuerte”.

TAREJEYA

El dólar soja
Nadie niega que al Gobierno la medida del dólar soja le reportó los dólares que necesitaba para equilibrar sus cuentas, pero los efectos colaterales que tuvo en el resto de las actividades del campo, como la lechería, son evidentes.

“El impacto en los costos de producción por este efecto (sequía) combinado con medidas como el Dólar Soja (1 y 2) ya supera el 13%, y se suma a un aumento inflacionario en dólares del 20%, que acelera la caída en la generación de valor de la cadena. Esta situación pone en un estado de vulnerabilidad a los tambos de menor escala, menos de 4.000 litros de producción de leche por día, que reúnen al 74,9% del total de tambos del país”, expresa la comunicación.

A este porcentaje se podría calcular también con aquellos tambos que producen hasta 6.000 litros diarios, algo muy común en aquellos medianos que se encuentran creciendo o invirtiendo en la actividad, pero que aún están en ese camino con gestiones y estructuras más relacionadas a los tambos chicos que a los grandes. En ese sentido, se podría afirmar, según el registro del OCLA, que el 86% de los tambos del país, la está peleando verdaderamente.

El entramado socio-económico
Solamente con números no se llega a dimensionar el daño que podría acarrear en provincias como Santa Fe, Córdoba o Buenos Aires, el colapso de la lechería, con cientos de pueblos prósperos que poseen pleno empleo asociado a la cadena productiva, fabril, comercial y de servicios dentro del sector.

“Este escenario nos plantea un desafío grande, muy grande: tenemos que redoblar los esfuerzos para sostener el funcionamiento del sistema. La Cadena Láctea Argentina realiza un aporte de importancia en la generación de riqueza para nuestro país, generando 200.000 puestos de trabajo, adoptando tecnología, apostando al crecimiento productivo y al bienestar animal; y en la línea del crecimiento sustentable en la que está alineada, tiene potencial para crecer y seguir innovando si se liberan las condiciones para que esto suceda”, señala Funpel, que incluye dentro de su estatuto, entidades y cámaras de la producción y la industria.

“El sector exportó en los primeros 10 meses de 2022, 344.000 toneladas por un valor de 1.400 millones de dólares, sin dejar de abastecer las necesidades de Argentina”, indica el comunicado. Actualizando este dato, en noviembre se estima que se alcanzaron las 380.000 tn por un total de 1.540 millones de dólares, lo cual a pesar del número ya evidencia una desaceleración del comercio exterior. Igualmente, si no fuese por el mercado externo que sigue traccionando, la cadena estaría prácticamente en una virtual recesión.

El tan mentado "potencial"
Como si se tratase de una película repetida, se vuelve a escuchar el tan mentado “potencial” de la cadena láctea, que nunca parece terminar de carretear en un pista interminable y llena de obstáculos que le impiden el decolaje. “Estamos convencidos de que los tiempos actuales nos exigen del trabajo conjunto de la sociedad para poder convertir este potencial en una realidad -insiste el comunicado-. En este sentido, es fundamental el compromiso de los trabajadores, productores, industriales, comerciantes y consumidores para definir acciones y alternativas superadoras que impulsen la actividad”.

Para eso “necesitamos una Cadena Láctea que pueda manejarse productiva y comercialmente con previsibilidad generando más valor para nuestro país. Es por esto que la época que atravesamos, nos convoca a trabajar unidos como sociedad, en conjunto con los estados nacional y provincial para así enfrentar los desafíos que el contexto nos plantea”, propone la FUNPEL en esta carta, que clama por evitar el derrumbe de una de las principales economías regionales del país, pero que no termina de pedir algo en concreto, especialmente a quienes tienen la responsabilidad de dictar políticas sectoriales.

La carta tiene la firma de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas, la Cámara Argentina de Fabricantes y Proveedores de Equipamientos, Insumos y Servicios para la Cadena Láctea, la Cámara de Productores de Leche de la Cuenca Oeste de Buenos Aires, el Centro de la Industria Lechera, Coninagro, Cuenca Abasto, la Junta Intercooperativa de Productores de Leche y CREA. (Panorama Lechero)

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